Escribo desde Santander.
Se acaban tres años en California, uno en el Sur, dos en el Norte; se acaba este tercer blog, hijo bastardo de educayconecta y postcardsfromthedesert; se acaban dos años de Master con la Fulbright en lo que ha sido una learning experience fantástica; pero se acaban sobre todo unos meses maravillosos al lado de personas, lugares y momentos que siempre voy a llevar conmigo.
¡Y que conste -y esto es lo bueno- que estoy contento! Que bien, ¿no?
No tengo palabras para describir lo que ha sido esta última temporada en San Francisco, así que me callo y os suelto algunos shots/highlights…
En primer lugar la entrega de premios y cena de despedida del Master. A Cyndi -mi jefa en Synaptics- y a mí nos tocó hacer de Maestros de Ceremonia y la verdad es que nos salimos… Aquí estoy yo con alguno de mis chistes-hollywood para que la gente entrara en calor. Fue un evento increible, super inspirational-familiar-buen rollaco. Mucho amor, vamos.
Ya al día siguiente tuvimos la graduación oficial en el Spartan Stadium, el campo de fútbol americano. Aunque fue un acontecimiento más masivo tuvo también mucho, mucho feeling.
Y ya al margen de la academia, despedidas a tope de gente a la que quiero mucho… Por ejemplo, la fiestorri in The Big House con la mitad de los Mumlers, el gran Takashi, profes/profas muy enrollados (que también los hay), musicacos, magos y mis superoomies que son estos tres guapos: Byron, Emre y Lana, que en la foto acababa de salir del hospital.
Pero si hubo un evento en esta catarsis dionisíaca en el que disfruté como muy pocas veces en mi vida, este fue sin duda mi último Blackthorn Tavern y último concierto de los Smokedaddies, donde Byron Rynes tuvo la osadía de invitarme a tocar un poquito de su increible funky blues.
La fiesta y la noche como metáfora absoluta de lo que ha de ser la vida. Estos meses y la gente con la que me he cruzado, el símbolo definitivo de hacia donde ha de caminar el mundo.
Muchachos, muchachas… La vida sigue y seguro que pronto volvemos a encontrarnos.